Crece el conflicto y la tensión en Oriente Medio por la gran cantidad de misiles lanzados y el número de víctimas producto de los ataques.

Frente a este contexto, LV12 Radio Independencia se comunicó con Rodolfo Garbero, un tucumano que se encuentra viviendo en una ciudad situada al norte de Israel, quien contó sobre la situación que se atraviesa en estos momentos allí: "Es una zona de alto riesgo, digamos que seríamos la última ciudad dentro de los anillos de seguridad, es la única que está en este momento poblada, todas las demás ciudades son como unos 'country', fueron completamente llevados a otra zona, o sea, que se movilizaron en toda esta parte alrededor de 2.500 o 2.700 personas que fueron evacuados de sus casas".

Garbero comentó que al ser gerente en una empresa situada a 8 kilómetros de la Franja de Gaza, hoy participa "del equipo de defensa civil dentro de la ciudad" y especificó que las recomendaciones señalan "hacer caso a las alarmas" recibidas en los teléfonos y a las sirenas cuando suenan para que en 15 segundos deban ingresar "ya sea en refugios comunes en edificios antiguos o en cuartos totalmente equipados en edificios nuevos".

Desde el día 9 de octubre del año pasado, después del trágico 7 de octubre, tanto la municipalidad como defensa civil y otras organizaciones, hemos habilitado, recompuesto, reactivado cada uno de los bunker que son de orden común, tanto en edificios como en la calle. En mi caso soy el nexo con gente de habla hispana, gente grande sobre todo, que no entiende mucho el hebreo. Entonces, paso la información de todo lo que va surgiendo en español

La percepción de quienes habitan el lugar del conflicto

Sobre la mirada, sensación y percepción que hoy poseen las personas que habitan el lugar del conflicto, el tucumano expresó que, hoy al ser un día especial por el Año Nuevo Judío, hay expectativa de "que esto pueda terminar rápidamente", ya que "la gente quiere volver a su hogar".

"Acá en el norte, son más de 8.000 desplazados y la gente ya siente cansancio, un desgaste de esto que se ha transformado en una rutina, de escuchar la sirena, estar 10 minutos, salir, seguir trabajando, seguir con nuestro día a día y volver, pero bueno, en algún momento queremos terminar. El pueblo tiene mucha confianza en el Gobierno y en el Ejército sobre todo, de que nosotros podemos determinar una paz a largo tiempo. No es un pueblo que le guste estar en guerra, es un pueblo que disfruta y vive la vida, que va hacia adelante", concluyó.